miércoles, 13 de mayo de 2009

Mentirosos y sombríos.

Nos alegramos de que la justicia haya dado la razón a quien la tenía y que vea motivos más que suficiente la muerte del compañero José Luis Alonso Falcón para la baja laboral masiva de los cientos de trabajadores al conocer la noticia. Ese día la impotencia nos llevo a que nuestros actos coincidieran en una actitud activa más allá de la melancolía.
Cuantas mentiras han dicho algunos, cuantas maneras han mantenido, las mismas en la que siguen instalados para amparar a los incompetentes y a los enemigos de la libertad y de la democracia que, por desgracia, habitan en número excesivo en TUSSAM y algunos en puestos muy relevantes. Pero las aguas se van aclarando mas que les pese a todos los insidiosos, aquellos que ni tan siquiera reaccionan frente a la muerte de un compañero. No caben excusas de que vivimos una época tan vacía que ni tan siquiera reaccionamos ante la muerte de un ser humano, encerrados en el ensimismamiento, huérfanos de solidaridad, imbuidos en la mística del egoísmo y ajenos al sufrimiento incluso de nuestros más próximos. No es de recibo ni tienen justificación todos aquellos quienes exaltan los valores que hacen que la sociedad camine a cotas de más libertad, igualdad, solidaridad, justicia, etc. y no estén o duden ponerse de parte del padecimiento, del que sufre las injusticias, con ello solo demuestran la falsedad de lo que dicen defender y dar pábulo a los diabólicos, a esos políticos y directivos que solo buscan el sufrimiento de los trabajadores porque según su religión eso nos hará libres. Nada más lejos de la realidad, esa terrible ausencia, ese déficit ético en estas personas hacia los demás es de algo de lo que hay que librarse.
Como han demostrado esos cientos de trabajadores de TUSSAM que no dudaron en ponerse de parte del débil y de los inocentes y remover el fango para procurar su alivio, para aliviar el dolor, el malestar y la muerte. Hacía falta y lo hicimos, supimos estar como enseña la ética y la solidaridad frente al interés egoísta y la sinrazón que pretenden dominar al mundo y que hoy por hoy dominan en TUSSAM. Es posible combatir la injusticia, pero además hay que hacer posible ganarle la partida al sufrimiento que los insidiosos han provocado.
Hoy más que nunca debemos seguir luchando todas las personas que estamos convencidas de que otro mundo, otro orden de cosas no solo es posible, sino, sobre todo, necesario.