miércoles, 30 de mayo de 2012

De Palabras y Hechos


Leyendo este artículo de Carlos Carnicero me viene a la memoria uno de los párrafos escritos por Thomas Jefferson en el borrador original de la Carta de Independencia  de los Estados Unidos.

«Sostenemos que estas verdades son sagradas e innegables, que todos los hombres son creados iguales e independientes, que a partir de su creación en igualdad se les han conferido derechos inherentes e inalienables, entre los que están la preservación de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos extremos, los gobiernos se instituyen entre los hombres, que derivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados; que siempre que cualquier forma de gobierno pasa a ser destructiva de estos fines, es derecho del pueblo alterarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno, que se funde en dichos principios y organice sus poderes en tal forma que a su juicio, ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad»

Ya siendo Presidente en 1802 (fue el Tercer Presidente de Los Estados Unidos de América) decía en un discurso de la Comisión del Congreso:

““Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos listos para el combate. Si el pueblo americano permite un solo día que los bancos privados controlen su MONEDA, los bancos y todas las instituciones que florezcan en torno a los bancos privarán a la gente de toda posesión. Primero por la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo sobre la tierra que sus padres conquistaron por la libertad.””

Pues bien, después de 210 años de estas palabras, después de tantas guerras, de tantas crisis no hemos aprendido nada. No sabemos distinguir al cobarde del valiente, la mentira de la verdad, al ladrón del honrado, se han empeñado en hacernos creer que todo tiene que ser relativo, en una sola dirección, la que marquen los poderes económicos y financieros y ponen de rodillas y someten a los pueblos con el consentimiento o la inacción de los gobiernos, que están para servir a este sistema económico-político-social criminal y ególatra llamado Capitalismo, en fase avanzada a Neoliberalismo.