martes, 4 de septiembre de 2012

La “gran estafa” continua.

Un día sí y otro también se dictan nuevas leyes para hacer efectiva la dictadura de los poderes financieros, la pérdida de derechos, el descenso a la semiesclavitud de los que aún tienen trabajo. Utilizan un tipo de filosofía, la retorica, el discurso, la prensa, la radio, la televisión para adoctrinar y manipular. Cuando hablan de que “se está haciendo lo que necesita España para salir de la crisis” se refieren a esa España de caciques antropófagos de los derechos, a  esa España cortijera que quieren recuperar,  a esa España tétrica y fascista.

Utilizan las matemáticas solo para restar y dividir, para confundir y engañar. Las cosas son más lógicas y sencillas de lo que pretenden hacernos creer, pero sobre todo las matemáticas son una ciencia exacta por mucho que pretendan enmascararla con logaritmos complejos. Uno más uno son dos, si difiere el resultado es que alguien está haciendo trampa.

 Después de no sé cuantas reformas laborales, todas ellas anunciadas como la pócima mágica que solucionaría los problemas económicos y laborales de los trabajadores, se ha demostrado que no solo no los ha solucionado si no que los ha agravado, eliminando todos  y cada uno de los derechos que tanto costo alcanzar. Pero por si esto fuera poco, ante la soberbia y la presión de los poderes económicos y financieros,  el gobierno, decreta una vez más a favor de esa oligarquía insaciable llamada “mercados” desoyendo, ignorando las exigencias de las clases populares, demostrando con ello que los gobernantes de este país están absolutamente ajenos a las reglas de la democracia lo que los convierte en déspotas y tiranos perdiendo así toda legitimidad para continuar en los cargos. No podemos seguir tolerando que a un político español se le exija menos que a una secretaria o un vendedor en la empresa privada o trabajador de la empresa pública y que ineptos incontrolados, sin solvencia ética y sin preparación profesional y técnica puedan llegar a ser ministros y a presidir  gobiernos. Los políticos no pueden escudarse en que ignoran lo que el pueblo quiere, las vallas que rodean el congreso son la mejor prueba de la repulsa que provoca las decisiones que allí toman. Las encuestas cualitativas lo revelan con una precisión de cirujano. Esas encuestas dicen claramente que los políticos están acumulando rechazo y hasta odio por parte de una creciente mayoría de ciudadanos, que los partidos políticos son intensamente condenados y rechazados por la ciudadanía y que no existe un colectivo más despreciable para un ciudadano español que el de los políticos.

Exijamos que empiecen a dar explicaciones de por qué las “políticas que necesita España” y que están aplicando, no dan los resultados que decían que iban a dar. Si tampoco (como es habitual) saben o quieren dar las explicaciones,  quizás sea más preciso que los ciudadanos actuemos contra los políticos y que forcemos la disolución de las cortes y la convocatoria de un nuevo proceso constituyente y que la Constitución prohíba todo tipo de práctica especulativa, que impida la deslocalización de la producción y de las empresas, que cierre el comercio a las compañías que tributen en paraísos fiscales y, sobre todo, que impida cubrir con deuda soberana los riesgos de operaciones financieras especulativas y que sancione duramente el incumplimiento de los programas electorales de los partidos.... Sólo así la democracia saldrá reforzada, sólo así los ciudadanos recuperaremos la dignidad y la soberanía que nos han usurpado, sólo así los responsables de este expolio económico y social pagarán con su dinero o con su libertad los desmanes cometidos. 

Pero que nadie se llame a engaño ni malinterprete todo lo anterior, la política como los políticos son necesarios, lo son porque es la única vía que conocemos para que la sociedad avance en libertad, justicia y bienestar. Para llevar esto a cabo hacen falta políticos comprometidos, honrados, con vocación de servicio a la sociedad a la que pertenecen, que defiendan y hagan políticas encaminadas a conseguir una sociedad más democrática y más igualitaria y justa. Que no tengan rubor en “mandar a la mierda” a esos otros que van a la política para servirse de ella o para ponerla a los pies de los “mercados” y no para servir al pueblo. Son a esta casta de políticos a los que hay que hacerle boicot no votándolos, sean del partido que sean. Los programas electorales han de ser compromisos con los ciudadanos y no meros documentos embaucadores para obtener el mayor número de votos posibles, la mentira y el engaño, sobre todo en política ha de estar legal y socialmente castigada.