miércoles, 20 de enero de 2010

Tirando de Manual

De nuevo nos vienen con las viejas recetas, es la hora de la austeridad y recortes para los trabajadores, la situación económica es insostenible. Pretenden hacernos creer que la terrible crisis económica que padecemos es algo que nos ha caído del “más allá“ y como consecuencia, quieren que aceptemos que la solución pasa por reducir los costes laborales de las empresas, pretenden una vez más endosarnos la factura de la crisis a los de siempre; y que, por cierto somos muy pocos los que reparamos en ello, la inmensa mayoría está aceptando con inusitado estoicismo el empobrecimiento continuo al que nos someten con la colaboración de la representaciones colectivas. Yo al menos no estoy dispuesto a admitir que los asalariados seamos los responsables conscientes, ni siquiera indirectos de la crisis.
Esta estrategia rancia para distraer al personal, oculta el verdadero fondo de la cuestión que no es otro al que le remiten las acciones de los responsables políticos y empresariales, sus acciones sustanciales van encaminadas a que los sufridos trabajadores hagan un nuevo esfuerzo para que ellos, “esta minoría sin escrúpulos”, sigan lucrándose a costa de los sacrificios y la pobreza de los trabajadores. Nada nuevo sobre el blindaje de los contratos y altos sueldos de los ejecutivos, menos aún de los resultados de la gestión de estos en las empresas, aquí solo interesa hablar de los altos costes laborales, también llamado gasto corriente.
Es hora ya de despabilar, es un hecho que y según la categoría profesional y la antigüedad, el poder adquisitivo de los salarios reales de los trabajadores en nuestro país ha disminuido entre una tercera parte y la mitad, a cambio, la presión impositiva ha subido una barbaridad comparada con los países de nuestro entorno, teniendo en cuenta que el IPC en España es absolutamente falso, añadimos la presión fiscal sobre las rentas del trabajo y los impuestos al consumo podemos sacar esta conclusión. Mientras tanto el trabajador medio en España cobra la mitad que en el Reino Unido, la oficina estadística europea Eurostat sitúa el salario español un 20% por debajo del promedio comunitario.
Esta situación es más que suficiente para que se hubiera producido una radicalización de las posturas y un aumento de la conflictividad social y no es así, creo, por la inercia a la que nos han llevado los partidos políticos y los sindicatos, dueños y señores de las representaciones colectivas. Mientras tengamos este sistema de representación proporcional de listas cerradas y confeccionadas por los órganos de los partidos y sindicatos, estaremos abocados a que los intereses que se defienden de una y otra parte difieran mucho de lo que pregonan, quedando esto en una mera fachada ideológica que termina en vana propaganda política, de ahí el poco crédito que se le da por parte de la sociedad a estas formaciones. Es una pena que no haya en este país verdaderos marxistas que hagan frente al Estado de partidos y sindicatos más “representativos” que se están convirtiendo (como decía Marx) en el opio del pueblo. La clase trabajadora, o lo que queda de ella, tiene mucho que decir en todo este entramado porque sabe lo que hay y el no hacer nada para subsanar la catástrofe laboral a la que estamos abocados supondría el suicidio profesional colectivo. Hay que defender las conquistas logradas tras muchos años de sacrifico de los trabajadores y avanzar en ellas hasta conseguir la igualdad plena a la que tenemos derecho.