domingo, 15 de abril de 2012

Con mi VOTO NO.


El dogma neoliberal instalado en la mayor parte de los gobiernos europeos pretende hacer creer que no hay otra política posible más que el empobrecimiento de los ciudadanos y donde los del sur nos estamos llevando la peor parte. Que no haya voluntad no significa que no se pueda hacer otras políticas. La responsabilidad la tienen los ciudadanos de España y del resto de Europa para recuperar la acción política que someta a los mercados a la soberanía del pueblo. Debemos parar esta deriva autoritaria que nos arrastra al abismo, al túnel del tiempo que nos lleva a épocas pasadas donde estábamos desnudos de derechos y dinero y del que si no actuamos tardaremos generaciones en salir.

Todos los que pensamos diferente de este Gobierno, y del anterior, y le criticamos de forma vehemente en manifestaciones y reuniones, no somos el enemigo. El enemigo son los mercados y todos aquellos que lo apoyan, los que legislan según sus exigencias, que perdonan a los delincuentes fiscales o bancarios, que se pasan los días imponiendo crueldades a las que llaman soluciones, que les importa un rábano que el pueblo sufra y llore, ese pueblo que les votó porque creyó en lo que decían que iban a hacer. Justo un rato después se han olvidado de todas sus promesas y, una vez más, se han puesto al servicio de los verdaderos enemigos del pueblo, demostrando así que lo único que les mueve es la avaricia de poder y su incapacidad de regular y equilibrar riquezas y miserias.

Los que han provocado esta crisis son los que gobiernan, que lo hacen a golpe de fracasos, que no fueron capaces de prevenirla, y que para corregirla no tienen otra solución que acaparar todo el poder para ellos, a cambio para los demás, una sociedad cada día mas injusta, desigual, violenta, insegura y pobre. Una sociedad de esclavos aborregados.

Esta receta de más pobreza y más padecimiento no la comparto. No puedo apoyar de ninguna de las maneras medidas que solo conducen al empobrecimiento general de la sociedad, un empobrecimiento que no se ciñe solo a lo económico, que abarca a todos los valores que hacen que los pueblos avancen. Mientras existan reinos de taifas, exista el despilfarro, el sinsentido, la corrupción obscena, el reparto de prebendas y favores a los afines, organizaciones sindicales y empresariales, partidos políticos, monarquía, iglesia, pensiones vitalicias de ex gobiernos y un largo etc. mantenidos con dinero público, mientras persista el cáncer del despilfarro, que no venga nadie a decirme que como trabajador o ciudadano debo aceptar recortes de derechos, aumentos de jornada ni cualquier otro sacrificio que suponga volver al pasado.

Si en los últimos años el crecimiento de los salarios reales ha sido inferior al aumento de la productividad, si en el mismo periodo de tiempo también ha habido recorte, congelaciones salariales y perdidas de derechos. Si esto ha supuesto una transferencia de las rentas del trabajo a las del capital. Si ha habido un aumento de la presión fiscal sobre las rentas del trabajo. ¿Cómo carajo quieren justificar los recortes (aún más) a los trabajadores? ¿Cómo pueden los sindicatos ser avalistas de tan infame desastre?

Yo no podré evitar que los acuerdos que acepten las mayorías no me sean aplicados, lo que sí puedo y debo hacer es decir lo que pienso, eso (aún) no lo pueden evitar los representantes políticos y sindicales. En fin, no se puede aceptar cualquier cosa a cualquier precio. No señor, yo NO.