Un día sí y otro también se dictan nuevas leyes para hacer
efectiva la dictadura de los poderes financieros, la pérdida de derechos, el
descenso a la semiesclavitud de los que aún tienen trabajo. Utilizan un tipo de
filosofía, la retorica, el discurso, la prensa, la radio, la televisión para
adoctrinar y manipular. Cuando hablan de que “se está haciendo lo que necesita
España para salir de la crisis” se refieren a esa España de caciques
antropófagos de los derechos, a esa
España cortijera que quieren recuperar, a
esa España tétrica y fascista.
Utilizan las matemáticas solo para restar y
dividir, para confundir y engañar. Las cosas son más lógicas y sencillas de lo
que pretenden hacernos creer, pero sobre todo las matemáticas son una ciencia
exacta por mucho que pretendan enmascararla con logaritmos complejos. Uno más
uno son dos, si difiere el resultado es que alguien está haciendo trampa.
Después de no sé
cuantas reformas laborales, todas ellas anunciadas como la pócima mágica que
solucionaría los problemas económicos y laborales de los trabajadores, se ha
demostrado que no solo no los ha solucionado si no que los ha agravado,
eliminando todos y cada uno de los
derechos que tanto costo alcanzar. Pero por si esto fuera poco, ante la
soberbia y la presión de los poderes económicos y financieros, el gobierno, decreta una vez más a favor de
esa oligarquía insaciable llamada “mercados” desoyendo, ignorando las exigencias
de las clases populares, demostrando con ello que los gobernantes de este país
están absolutamente ajenos a las reglas de la democracia lo que los convierte
en déspotas y tiranos perdiendo así toda legitimidad para continuar en los
cargos. No podemos seguir tolerando que a un político español se le exija menos
que a una secretaria o un vendedor en la empresa privada o trabajador de la
empresa pública y que ineptos incontrolados, sin solvencia ética y sin
preparación profesional y técnica puedan llegar a ser ministros y a presidir gobiernos. Los políticos no pueden escudarse
en que ignoran lo que el pueblo quiere, las vallas que rodean el congreso son
la mejor prueba de la repulsa que provoca las decisiones que allí toman. Las
encuestas cualitativas lo revelan con una precisión de cirujano. Esas encuestas
dicen claramente que los políticos están acumulando rechazo y hasta odio por
parte de una creciente mayoría de ciudadanos, que los partidos políticos son
intensamente condenados y rechazados por la ciudadanía y que no existe un
colectivo más despreciable para un ciudadano español que el de los políticos.
Exijamos que empiecen a dar explicaciones de por qué las “políticas
que necesita España” y que están aplicando, no dan los resultados que decían que
iban a dar. Si tampoco (como es habitual) saben o quieren dar las
explicaciones, quizás sea más preciso
que los ciudadanos actuemos contra los políticos y que forcemos la disolución
de las cortes y la convocatoria de un nuevo proceso constituyente y que la
Constitución prohíba todo tipo de práctica especulativa, que impida la
deslocalización de la producción y de las empresas, que cierre el comercio a
las compañías que tributen en paraísos fiscales y, sobre todo, que impida
cubrir con deuda soberana los riesgos de operaciones financieras especulativas
y que sancione duramente el incumplimiento de los programas electorales de los
partidos.... Sólo así la democracia saldrá reforzada, sólo así los ciudadanos
recuperaremos la dignidad y la soberanía que nos han usurpado, sólo así los
responsables de este expolio económico y social pagarán con su dinero o con su
libertad los desmanes cometidos.
Pero que nadie se llame a engaño ni malinterprete todo lo
anterior, la política como los políticos son necesarios, lo son porque es la
única vía que conocemos para que la sociedad avance en libertad, justicia y
bienestar. Para llevar esto a cabo hacen falta políticos comprometidos,
honrados, con vocación de servicio a la sociedad a la que pertenecen, que
defiendan y hagan políticas encaminadas a conseguir una sociedad más
democrática y más igualitaria y justa. Que no tengan rubor en “mandar a la
mierda” a esos otros que van a la política para servirse de ella o para ponerla
a los pies de los “mercados” y no para servir al pueblo. Son a esta casta de políticos
a los que hay que hacerle boicot no votándolos, sean del partido que sean. Los
programas electorales han de ser compromisos con los ciudadanos y no meros
documentos embaucadores para obtener el mayor número de votos posibles, la
mentira y el engaño, sobre todo en política ha de estar legal y socialmente castigada.