Acabo de leer esta carta de un buen hombre, minero de profesión
y no puedo estar más de acuerdo con él. ¿Qué nos está ocurriendo, en que han
convertido a las personas que se llevan las manos a la cabeza cuando algún sector
protesta o hace huelga, en cambio ven normal que el gobierno pida un rescate de
cien mil millones de euros, o lo que es lo mismo, 2.173,91 millones de euros
por cada habitante de España? ¿Cómo se piensa devolver tal cantidad de dinero
con una actividad productiva y de consumo cada vez menor? ¿Quien garantiza que
el dinero no va a volver a desaparecer por los agujeros negros de los bancos,
como han desaparecido todos aquellos cientos de miles de millones de beneficios
que han obtenido en la época de bonanza? Hay miles de preguntas que son las que
la gente debe exigir respuestas antes de calumniar a obreros por ejercer sus
derechos a defenderse, claro que las manifestaciones, las huelgas obstaculizan
la vida de los demás, pero también es el gran problema de quienes la hacen, cuando
se llega a ese extremo es porque no hay otra salida.
Todo esto ocurre porque
estamos gobernados por mediocres, por gente sin escrúpulos, corruptos e
indecentes, por parásitos que ocupan los cargos solo para gozar de sus
privilegios. Estoy cada día más convencido de que el gran problema de España es
la clase política, esa legión de pusilánimes que viven atrincherados en el
poder, que no son capaces de hacer frente a los canallas especuladores, a los insaciables
mercados, a las altas instancias del estado que no paran de verse inmersas en
escandalosos casos de corrupción, despilfarro y tráfico de influencias. Este
espectáculo bochornoso que dan ante el mundo ha de tener un final a la
Islandesa, estos cientos de miles de reclutados en listas electorales cerradas,
que no dan explicaciones ni asumen responsabilidades, agarrados como posesos a
los cargos públicos, que han permitido y permiten el saqueo de las arcas públicas
y el enriquecimiento obsceno de empresarios y banqueros a costa del trabajo y
los impuestos sobre los ciudadanos.
Ante tal situación es el pueblo el único que puede
solucionar el drama de España, es el pueblo quien puede convertir el país en
decente y serio, sacarlo del desempleo,
la pobreza y el sufrimiento y llevarlo a la democracia.
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