El descontento y la amargura que estamos viviendo en estos tiempos nos limitan y no nos deja ver la gran oportunidad de hacer algo, de manifestarnos en contra de tanto abuso, de reivindicar el fin del adoctrinamiento ideológico del liberalismo. Esta oportunidad no podemos dejarla pasar por falta de organización y consenso entre las distintas fuerzas sindicales y sociales.
Tenemos que abandonar la idea que nos han impuesto de sentirnos culpables y responsables de la actual situación, tenemos que defender la libertad y desde ella no conformarnos a todos los sacrificios que venimos soportando y además tener que ser la solución ante la incompetencia de los políticos y directivos de TUSSAM.
Tenemos que evitar que se instaure definitivamente la idea de que la crisis económica y financiera es como consecuencia de los derechos y las conquistas de los trabajadores, conviene recordar que los responsables de la crisis son los especuladores de las finanzas y los políticos por no controlar a estos buitres.
Conviene recordar también a esa prensa cautiva y cobarde, culpable de someterse al imperio de la partidocracia, que se dedica a mentir a los ciudadanos a través de sus comunicados, adoctrinándolos en el descontento contra cualquier reivindicación o derecho de los trabajadores.
Ahora tocan a elecciones y al acto de votar quieren reducir todo el derecho y libertad del pueblo. Esas que de vez en cuando se convocan para hacer creer al pueblo que tienen el control sobre los políticos, nada más lejos de la realidad, he aquí en TUSSAM la gran prueba de fuego, la pugna interna del partido en el poder ha llevado a que por primera vez en la historia los trabajadores de la empresa nos viéramos obligados a hacer una huelga en el periodo de fiestas primaverales. Ni siquiera ésta huelga fue por mejorar las condiciones de trabajo o salariales de los trabajadores, se hizo para defender el carácter público y los empleos de la empresa, única garantía de seguir prestando un servicio público de calidad a los ciudadanos. No es de recibo que quienes adquirieron voluntariamente el compromiso de defender y mejorar no solo las empresas públicas sino también la calidad de vida y avanzar hacia una sociedad más justa, más igualitaria, más democrática actúen en el sentido contrario, utilizando artimañas y subterfugios propios de regímenes fascistas y queriéndonos llevar a épocas pasadas demostrando con ello lo falsario que son esos políticos con olor a naftalina, políticos indignos enrolados en los partidos bajo listas cerradas donde tienen más cabida los amigos sometidos que los hombres libres y capacitados. A naftalina huelen estos políticos encerrados sobre sí mismo, endogámicos, alineados, soberbios, vengativos alejados de los postulados que dicen defender y obsesionados con la dialéctica del poder.
Cuando lo que demanda la historia y los ciudadanos es una apuesta decidida por el servicio público y por una defensa clara de los verdaderos intereses de la población, estos “elegidos” se dedican de manera obsesionada a controlar y a imponer con maneras envejecidas y claramente obsoletas sin otro argumento más que el de ejercer el poder, sin capacidad de diálogo, negociación, gestión de los recursos ni nada que posibilite el entendimiento entre las partes que es lo mínimo exigible en un representante democrático, no hay más que hacer, es imposible que el olmo de peras. Este Ayuntamiento pasara a la historia por ser el más insensible ante el drama que sufrimos los trabajadores de TUSSAM, llegando a crear un conflicto de la envergadura que lo hicieron enchufando a los amarillos, pasándose el convenio colectivo por los forros, luego manteniéndolo en el tiempo con una cosa o con otra, incumpliendo acuerdos, obligaciones y los derechos de los trabajadores, provocando día sí y día también, finalmente utilizando el déficit de TUSSAM para justificar la escabechina que vienen haciendo con los trabajadores. Nada es más cierto que a los trabajadores de esta empresa se le ha tratado siempre como a la hermana fea del cuento, aunque nunca habían llegado a perder el respeto a los empleados hasta el punto en que nos encontramos, enchufando a gente por la cara, con el conflicto de de los eventuales, con retrasos en los pagos, con congelación de sueldos, aumentos de productividad, reducción de servicios etc. etc. Estas son las políticas que saben hacer en TUSSAM, refugio de políticos y sindicalistas fracasados, zona de descanso de ejecutivos inútiles pero amigos o pelotas de los que en algún momento han tenido o tienen el poder. Esta pléyade jamás ha tenido que demostrar nada ante nadie, jamás ha tenido que pasar ninguna prueba de acceso, todos los excesos que cometen son bien visto y justificados, ni el más ligero empeño de esbozar algo que de vitalidad a la decadencia que arrastra y potencia las políticas de empresa que se practican en TUSSAM. Nada. Los esfuerzos y transigencias que hemos hecho los trabajadores y los que estamos dispuestos a hacer a pesar de ser tratados a puntapié, a pesar de haber sufrido desilusiones, engaños de uno y otro lado, sometidos y explotados, a pesar de todo eso seguimos apostando por la empresa pública porque sabemos quiénes son los responsables, sabemos quiénes son los caudillos de los escarnios y de la catástrofe y por ello tenemos que evitar a toda costa que les sean concedidos honores y meritos a modo de despachos o empleos bien remunerados por llevar a cabo estas políticas del desastre.
Esto se ha convertido en una cuestión de dignidad y valor a lo que no debemos renunciar nunca, hemos de ser fuertes, no dejarnos dominar y contrarrestar las tendencias destructivas opresoras y de sometimiento.
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